Chaminade, dos siglos después

De cara a la celebración el próximo día 22 de enero del 171º aniversario de la muerte de Guillermo José Chaminade, desde el Colegio Mayor buscamos reflexionar sobre el legado de esta figura y en qué forma, pasados dos siglos, el mismo sigue vigente en el día a día del centro.

Cuando el CMU Chaminade abrió sus puertas en octubre de 1966, el edificio aún estaba en obras. Los primeros residentes se encontraron con un Colegio al que todavía le faltaban las ventanas de la planta baja y algún que otro mueble.

Esta es una de las principales anécdotas que se narran hoy en día sobre los comienzos del Chami, el proyecto marianista que buscaba ser la punta de lanza en aquella Ciudad Universitaria de los años sesenta.

Otra de estas anécdotas es cómo casi lo bautizan de forma muy distinta: el nombre que se había pensado para el proyecto fue el de Colegio Mayor Nuestra Señora del Pilar. Pero por azares del destino, a última hora el Colegio Mayor fue llamado CMU Chaminade en su honor.

Colegio-seminario en Mussidan

Colegio-seminario en Mussidan donde estudió y fue capellán el Padre Chaminade

Nacido en 1761 en Périgueux, Francia, el Padre Chaminade fue el fundador de la Compañía de María y cofundador junto a Adela de Batz de Trenquelléon del Instituto de las Hijas de María Inmaculada. Vivió la Revolución Francesa y fue perseguido. Vivió el régimen de Napoleón y también fue perseguido.

Su vocación lo llevó a crear una Congregación seglar primero y una Compañía religiosa después, en contra del orden tradicional en este tema. Su principal interés fue, a partir de entonces, el de la educación y la vida en comunidad, promoviendo la igualdad entre religiosos de tres tipos: obreros, enseñantes y sacerdotes, y eliminando señales externas (como el hábito) que los destacasen en la sociedad.

El legado del Padre Chaminade es muy amplio y abarca dos siglos cargados de cambios políticos, económicos y sociales. Por eso, desde el CMU Chaminade, queremos hacernos una pregunta fundamental: ¿qué valores perviven hoy de aquel hombre que vivió hace doscientos años?

 

Una propuesta arriesgada (pero muy original)

Fotografía del CMU Chaminade en 1966

Fotografía del CMU Chaminade en 1966

En 1838, Guillermo José Chaminade escribió al papa Gregorio XVI para que aprobara canónicamente los dos institutos religiosos: uno para varones y otro para mujeres. Lo novedoso no estaba en incluir ambos géneros en su plan (que también), sino que Chaminade proponía que la educación fuese tanto religiosa como seglar.

Lo que él realmente quería era demostrar que el cristianismo no era una institución caduca, sino moderna y actual. Y más allá de la guía espiritual que podían proveer estos institutos, su principal misión era la de educar en todas las materias a todos los estamentos sociales, especialmente a la gente común que seguía siendo «la más numerosa y abandonada de todos».

Seguro que te preguntas «¿y esto, a mí qué?». Al fin y al cabo, el dato histórico tiene más de 180 años. El siglo XIX se nos queda lejano a todo el mundo.

Pues resulta, y he aquí el quid de la cuestión, que la creación del CMU Chaminade siguió unas líneas similares.

Cuando los marianistas decidieron embarcarse en la construcción de un Colegio Mayor mixto de seglares y religiosos universitarios allá por los años sesenta, la idea rozaba lo revolucionario. Imagínate: en plena dictadura y bajo el manto de una Iglesia conservadora, se propone crear un centro que albergue a 300 universitarios seglares y religiosos en pie de igualdad casi total. ¿Arriesgado? Mucho. ¿Original? Siempre.

Bajo la influencia del Concilio Vaticano II, los marianistas sintieron la necesidad de lo moderno, de la autocrítica, de la progresiva democratización que se iba fraguando en la sociedad española. Querían que los estudiantes del Colegio Mayor no solo se centraran en sus estudios universitarios, sino que conocieran la verdadera sociedad, la cultura, el mundo real.

Más de cincuenta años después, esta sigue siendo una seña de identidad del Colegio Mayor. El Chaminade todavía apuesta por arriesgarse, por ser original y, sobre todo, por ser un espacio democrático para toda su comunidad.

 

No ceder ante la represión

El Padre Chaminade tuvo las cosas crudas desde el principio. Era capellán en un colegio-seminario en Mussidan cuando estalló la Revolución Francesa. Esta última tenía poca simpatía por todo lo religioso, con lo que Chaminade se vio obligado a ejercer en clandestinidad so pena de ser guillotinado.

Tumba de Guillermo José Chaminade en Burdeos

Tumba de Guillermo José Chaminade en Burdeos

Cualquier diría que con que esto ocurra una vez es suficiente. Pero a Guillermo José Chaminade le pasó dos veces. Y es que con Napoleón al frente de Francia, el temor hacia una vuelta monárquica se trasladó también hacia la Iglesia. Por aquel entonces, Chaminade había regresado de su exilio en Zaragoza y había emprendido un nuevo proyecto religioso junto a una Congregación mariana seglar. Al Estado napoleónico aquello le gustó poco, así que Chaminade tuvo que volver a vérselas con la autoridad estatal.

Sin embargo, si hay algo que decir en favor del Padre Chaminade, es que no se dejó vencer. Muy al estilo de Bruce Lee con su be water, my friend, Chaminade se comparó en una ocasión con un arroyo. Puedes ponerle todos los obstáculos que quieras, pero no puedes detener el fluir de un arroyo por mucho tiempo. Es una fuerza de la naturaleza capaz de desbordar el propio obstáculo y seguir su camino.

Esta actitud por vencer los obstáculos de la vida ha calado hondo en el Chami. Fíjate si no en los primeros cursos del Colegio, cuando en 1969 Franco declaró el estado de excepción y la Dirección del centro ayudó a todos los colegiales de entonces a esconder documentos y libros «de riesgo» (por ejemplo, el Libro Rojo de Mao) en caso de un registro general.

O cuando el director José Ramón Sebastián de Erice escribió al Rector de la Complutense en los años 70 para evitar que la Guardia Civil siguiera practicando detenciones sin razón a las puertas de los Colegios Mayores. O quizá a lo largo de las décadas de los noventa y dos mil, cuando el Colegio entero se manifestó en contra de la Guerra del Golfo, de la Guerra de Irak y de la Ley de Extranjería, y a favor del 0,7% para las Ayudas al Desarrollo.

O, si te queda paciencia para un ejemplo más, este mismo curso. Un curso que ha empezado en plena pandemia mundial. Un curso que ha obligado al CMU Chaminade a cambiar y a adaptarse. Un curso que, a pesar de haber dejado el inusual 2020 atrás, todavía nos plantea retos. Pero a pesar de todos estos obstáculos, el Chami ha decidido ser un arroyo, desbordando las dificultades una a una. Y aquí seguimos.

 

El papel de la mujer

Guillermo José Chaminade, Adela de Batz y Teresa María de Lamourous

Guillermo José Chaminade, Adela de Batz y Teresa María de Lamourous

Como sabes, el Chaminade nació como un Colegio Mayor masculino. En sus primeros años, la única presencia femenina era la de las trabajadoras que prestaban sus servicios en el Colegio.

Si bien el Colegio no se volvería oficialmente mixto hasta 2003, sí que hubo intentos anteriores por incluir mujeres en el centro. Y esta postura no es de extrañar, ya que en el mismo siglo XIX Guillermo José Chaminade colaboraba con las mujeres de sus asociaciones.

Es más, en el camino del Padre Chaminade se cruzaron dos figuras femeninas muy importantes. La primera de ellas fue María Teresa Carlota de Lamourous, una mujer con la que Chaminade entabló amistad mientras se resguardaba de la Revolución Francesa. María Teresa había constituido una casa para mujeres que se habían visto abocadas a ejercer la prostitución. Allí, les enseñaba habilidades para reinsertase laboralmente en la sociedad de la época. Ante esta dedicación, Chaminade se ofreció a colaborar con la escuela, recaudando fondos para su estabilidad económica y como confesor del personal.

Igual de importante fue su amiga Adela de Batz de Trenquelléon, quien terminaría de inspirarle para formar la Compañía de María. Adela había creado por entonces una red de mujeres jóvenes con ideas muy similares a la de la Congregación del Padre Chaminade. Esta red se reunía en la ciudad, de Agen, organizaban escuelas en sus propias casas y hacían visitas domiciliarias a personas mayores y gente enferma. En 1816, Adela y Guillermo José fundaron el Instituto de las Hijas de María, haciendo oficial la labor de esta red femenina.

Si dejamos pasar casi 150 años después, uno de los acontecimientos más destacados durante los primeros años en el Chami, tanto en el plano institucional como en la vida colegial, fue el curso 1972-1973. Durante esos años, incorporamos un grupo de doce chicas y seis matrimonios al Colegio, experimentando una etapa a la que incluso hoy nos referimos como «el curso que el Chami fue mixto». Aunque solo duró ese curso y afrontó toda serie de dificultades e incomprensiones, dio muestras una vez más de la capacidad del Colegio de afrontar riesgos y de adelantarse a los tiempos. Desde el Chami teníamos claro que queríamos formar jóvenes sin importar su género, aceptando igualdad de derechos y deberes. Y así ocurriría finalmente en el curso 2003-2004.

Hoy en día, la participación femenina en el Chami no deja de evolucionar. No solo conforma el 50% de la comunidad colegial, sino que sigue luchando por la inclusión y por la creación de espacios seguros, tanto para ella misma como para otras identidades de género que conviven en el Chami.

 

Ante todo, comunidad

Cartel del Día del Padre Chaminade 2021

Cartel del Día del Padre Chaminade 2021

Pero si hay un claro valor que ha pervivido desde aquella Congregación del siglo XIX al CMU Chaminade del 2021, es el de la vida comunitaria.

En la Congregación seglar creada por Guillermo José convivían personas de cualquier edad y condición social. En ese espacio que habían hecho suyo dialogaban, discutían, se educaban y se comprometían con causas sociales importantes.

Esta misma dinámica es el motor del Colegio Mayor Chaminade: el fomento de un espacio de formación y convivencia, de un lugar de libertad y responsabilidad donde todas las personas estén en pie de igualdad, de querer vivir juntos, compartir y aprender los unos de los otros, de sentir el Colegio como nuestra casa, hacer actividades juntos para crecer aprender y desarrollarnos juntos.

 

¿De dónde sale todo esto? ¿De la casualidad?

El CMU Chaminade se caracteriza por ser un espacio de formación y convivencia; por fomentar la libertad, el respeto y la responsabilidad. Nuestro proyecto educativo busca la formación integral (profesional, cultural, artística, deportiva, científica, humana, religiosa, ética y social) y la participación democrática, así como la aceptación y fomento de la tolerancia, la diversidad, el pluralismo. En definitiva, en el Chami tenemos un fuerte compromiso y sentido comunitario.

Estos valores que representan el proyecto educativo del Colegio no proceden de la nada. Están enraizados en nuestra tradición, en la inspiración del Padre Chaminade y del proyecto de los Marianistas para la creación de nuestro Colegio, de la que es heredera actualmente la Fundación Universitaria Guillermo José Chaminade, actual titular del propio Colegio Mayor.